Aquella casa era mágica, había algo que me invitaba a mirar mas allá.... el olor a madera, sus cuadros viejos y gastados, algunos tapices rasgados, que me encantaban... colores suaves y propios de la época.... celestes, blancos, verdes suaves... que hoy se llaman colores soft.
Un mueble esquinero con diversos objetos que llamaban mi atención, mini botellas de coca cola o pepsi, alguna botella de leche o de licor, esa
pirita!!! .. y yo pensaba que era algún tesoro que había encontrado mi abuelo en sus recorrido por el mundo, ese coral... triunfo de alguna guerra marina -lo que yo siempre crei- ...., los tiesos pañitos de crochet, una hermosa manta de tela -para los sillones rellenos de paja y algodón prensado-... era de un verde nilo precioso con un borde dorado hecho a mano..... era de una tela fresca y ligera....
Unos floreros siempre bien dispuestos para recibir algunas cordelarias o colas de zorro...., algunos ceniceros de adorno .... y recostada en ese inmenso sofá –todo es inmenso cuando se es pequeña-.... miraba con expectación aquella lámpara de lagrimas... de vidrio.... y ahí en esa quietud mi mente comenzaba a imaginar castillos, aventuras , escribí historias, poemas, dormí....era sin duda mi mundo.. un mundo que añoro.




